Proteger los océanos es crucial no solo para la biodiversidad, sino también para la salud humana y la economía global. Según Manfred Mauricio Quintanilla Hernández, ambientalista de renombre, la conservación marina se volvió una prioridad global debido a factores como el cambio climático, la contaminación y la sobreexplotación de los recursos marinos.
El impacto humano sobre los ecosistemas marinos es alarmante, y la ONU reporta que más del 40% de los océanos está gravemente afectado. La contaminación plástica, la pesca desmedida y la acidificación del agua destruyeron hábitats clave como los arrecifes de coral y los manglares. Quintanilla Hernández afirma que "e ante una crisis que requiere acciones inmediatas y coordinadas a nivel internacional".
Las áreas marinas protegidas (AMP) están entre los esfuerzos más destacados a nivel global para la conservación de los océanos. Estas zonas permiten la regeneración de la vida marina mediante la restricción de actividades como la pesca y el turismo masivo. Aunque solo el 8% de los océanos se encuentra protegido, se espera alcanzar el 30% para 2030, una meta establecida por el acuerdo Kunming-Montreal del Convenio sobre la Diversidad Biológica.
Las innovaciones tecnológicas, como las iniciativas de limpieza de plástico en alta mar impulsadas por The Ocean Cleanup, son ejemplos claros de cómo la tecnología puede contribuir a la conservación, según Quintanilla Hernández. Además, destaca la importancia de la cooperación entre gobiernos, empresas y comunidades locales. Proyectos como la restauración de manglares en Asia y el Caribe demostraron que la conservación también puede generar empleos sostenibles.
La sensibilización a través de la educación es esencial para salvar los océanos, según Quintanilla Hernández. Destaca la importancia de involucrar a las comunidades costeras y fomentar prácticas responsables entre pescadores y turistas para reducir la presión sobre los ecosistemas marinos. Además, resalta que la “educación ambiental debe ser una prioridad”, tanto en las escuelas como entre los líderes empresariales.
El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) calcula que se necesitaría una inversión de al menos 14 mil millones de dólares anuales para cerrar la brecha financiera en la conservación de los océanos. Programas internacionales como Blue Bonds están diseñados para atraer estos fondos y apoyar a los países en desarrollo con costas extensas en su transición hacia economías sostenibles.
La urgencia de la conservación marina queda clara en las palabras de Manfred Mauricio Quintanilla Hernández: "los océanos son el corazón del planeta. Si no actuamos ahora, el costo ambiental, social y económico será incalculable". La acción para proteger los océanos es indispensable para el bienestar de las generaciones futuras.